Bosque Alto

A nivel programático, la casa se divide en tres volúmenes independientes unidos a través de puentes de cristal a manera interpretativa del zaguán evocando a la arquitectura colonial latinoamericana.

A nivel programático, la casa se divide en tres volúmenes independientes unidos a través de puentes de cristal a manera interpretativa del zaguán evocando a la arquitectura colonial latinoamericana.

La materialidad de la casa permite construir una suerte de dos fachadas: al exterior se busca sobresalir a partir del juego cromático con el paisaje circundante; la fachada metálica es protagonista por sobre su geometría. El interior, por otro lado, es contestatario desde la claridad y la calidez.

Volumétricamente el proyecto evade la necesidad del ornamento; es un juego básico, tres elementos a dos aguas que resultan de la síntesis iconográfica de una “casa”. En este sentido, se permite experimentar con el volumen como bloque para la conformación de los patios en el lote.

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En su interior, el volumen permite jugar con la sección arquitectónica. La jerarquización espacial resulta de un juego de alturas, así pues, siempre se garantiza que los espacios de transición, como los pasillos, permitan aperturas visuales y espaciales en las áreas de mayor categoría.

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De nuevo, el cromatismo material en el interior, por medio de sus contrastes, dirige las visuales según los intereses de cada espacio. Aprovechando la iluminación arquitectónica, se saca provecho de la cubierta que resalta por sobre los muros negros para permitir la jerarquía en sección.

El proyecto se puede entender como una “casa contenedor”. A través de este concepto, se logra redefinir la vivienda por medio de un enfoque modular y eficiente, combinando versatilidad arquitectónica con prácticas sostenibles. Esto permite una amplia gama de configuraciones.

En este sentido, si se revisa la planta arquitectónica, se evidencia que el modulo logra segmentar los usos no compatibles: la zona técnica, la zona social y la zona privada.

Si se suman el módulo y la segmentación programática, tiene sentido que el exterior también establezca tipologías paisajísticas; de nuevo, el patio como tipología refuerza el concepto de la vivienda.

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En síntesis, la abstracción geométrica permite ejecutar un ejercicio arquitectónico racional: una distribución en lote donde se construyen tipologías del paisaje, un desarrollo del programa donde se refuerza la idea de lo público y lo privado, un desarrollo secuencial en su construcción y la versatilidad espacial desde una misma sección.